jueves, 16 de marzo de 2017

Revolución energética


Es todo un despropósito, una injerencia, una tomadura de pelo, que en el marco de una economía capitalista como la que tenemos, ciertos sectores con beneficios galácticos, cuenten con el Gobierno Estatal como garante y protector de su actividad económica, eliminando las reglas de juego de la libre competencia e instaurando oligopolios que explotan a los ciudadanos varias veces, primero cuando los emplea, después cuando les vende su producción y más tarde cuando contamina y somete a la población a un grave riesgo para su salud; Además de eliminar cualquier atisbo de competencia que pueda ser una amenaza para este sector; es un insulto a la ciudadanía que nos digan que esto es “libre capitalismo” y que se comporten como la peor de las dictaduras económicas, en las que atan bien todos los cabos sueltos para proteger a estos oligarcas.

Seguro que ya habréis adivinado a qué sector me refiero, sí ese mismo, el energético, Recientemente el Gobierno con la ayuda de “Ciudadanos” ha vetado una proposición de ley de medidas para el fomento del autoconsumo eléctrico, esta proposición fue presentada por el resto de grupos parlamentarios y pretendía eliminar el impuesto al sol.

Esto unido a la intención del Ministro de energía, Álvaro Nadal, de permitir a NUCLENOR la reapertura de la central nuclear de Garoña, tras el visto bueno del CSN, para 20 años más (se cerró después de 40 años de funcionamiento), y después de conceder los más de 120 permisos, para la fractura hidráulica (FRACKING) a una veintena de empresas entre las que están, 0il and Gas Capital, (la que nos afecta) Enagás, Frontera (San León), Green Park, Heritage, Hunosa, Invexta, Oil and Gas Skills, Petrichor, Petroleum, Pyrenees, Repsol, Trofagás, Unión Fenosa y Vancast, (datos del Ministerio de Industria), diseminando el territorio español de explotaciones que ponen en grave riesgo la salud de los ciudadanos y créanme, no exagero nada y es indicativo que otros países de la UE lo han prohibido en sus territorios, como Francia y Alemania, que han preferido preservar la salud de sus ciudadanos y la protección del medioambiente a la ganancia de unos pocos, a los que yo llamaría:” terroristas del capitalismo salvaje”.

Con esta hoja de ruta de nuestro Gobierno queda claro que no están apostando por el libre mercado, ese en el que nuevas tecnologías más eficientes, baratas y respetuosas con la vida se abren camino y logran sustituir las viejas tecnologías, menos eficientes y contaminantes rechazadas por la sociedad, ese capitalismo que sin la injerencia constante del Estado, permitiría la libertad de entrada al mercado, sin barreras de entrada y posibilitaría un desarrollo constante de las tecnologías, avances que permitirían que las sociedades progresen y que todos nos beneficiemos de ello, alcanzando altas cotas de bienestar y satisfacción en los ciudadanos, es evidente que sin esta intromisión constante del Estado que interviene la economía como la peor de las dictaduras, tendríamos ya en marcha la Revolución Energética, esa que todos ansiamos, que nos liberaría de los combustibles fósiles, de las emisiones de CO2, de las emisiones de metano (Fraking), de la contaminación del agua con metales pesados(Fraking), del riesgo de accidente nuclear, de la dependencia económica de otros estados como Arabia Saudí, donde lapidan a mujeres y cuelgan y decapitan a homosexuales en plena vía pública, pero que organizan unas fiestas a todo lujo para nuestros Jefes de Gobierno; Y es evidente que tendríamos un acceso a la energía limpia renovable de desarrollo local, que se democratizaría la economía, que el impacto para nuestra industria sería extraordinario, que cada uno en su casa podría generar la energía que necesita, que se liberarían los recursos que chupan los monstruos energéticos actuales y se produciría un reparto más equitativo de los recursos en el resto de sectores, eso lo conseguiríamos si el Estado no fuese un obstáculo para el libre mercado que pide a gritos energía limpia, coches eléctricos, productos ecológicos, aire limpio, agua sin metales pesados, en definitiva una economía que sea compatible con el desarrollo de la VIDA y que no sea una amenaza para la VIDA. 

Antonia Martínez Moreno.
Responsable de Finanzas de PODEMOS, Cieza.







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